domingo, 17 de mayo de 2015

Disciplina, respiración y las cuerdas de un violín.

Tuve el privilegio de presentar en el MUNAL el libro de mi hermana del alma Paulina Derbez. Les comparto mi texto.


Sin duda es una fortuna estar aquí sentada presentando un libro, pero es más afortunado el hecho de haber sido testigo de la manera en la que la autora, Paulina Derbez, fue combinando, uniendo y cosiendo cada retazo de las páginas que hoy se reúnen en este ejemplar que debiera ser libro de cabecera no solo de los músicos sino de los artistas en general. Puede ser el compañero cuyas páginas repasemos cotidianamente si queremos ejercitar nuestra mente, nuestra postura, nuestra respiración e incluso nuestro modo de enfrentar la cotidianidad.
¿Cuántas veces no hemos sido la alumna Verónica, a quien Paulina menciona en la Introducción, enfrentándonos a los miedos e inseguridades que nos representa un examen, una entrevista de trabajo, una cita amorosa. Incluso la crianza de nuestros hijos? ¿Cómo lo hemos hecho? ¿Cuántos de nosotros no nos quedamos mudos y con las manos sudando cuando nuestras capacidades y talentos son sometidos prueba?
El músico consciente es un pretexto para que les cuente del proceso que la propia Paulina ha vivido desde el día en el que la conocí hasta hoy que estoy sentada junto a ella compartiendo este momento en el que, después de nueve años, ve la luz un texto que plasma el compromiso de esta violinista con sus alumnos y con ella misma. La maestra Derbez es un ejemplo vivo de todo lo que hay que trabajar para poder revolucionar el aprendizaje de la música, su pasión más grande. Con Paulina he aprendido la importancia de una buena postura, la necesidad de equilibrar nuestras inhalaciones y exhalaciones, la obligación que tenemos de practicar la tolerancia y la paciencia. Juntas nos hemos carcajeado de nuestra poca flexibilidad corporal en una clase de pilates y hemos tejido largas conversaciones telefónicas sobre las vicisitudes de la maternidad. También he sido testigo de los resultados de su constancia, disciplina y tenacidad. Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme que Paulina Derbez, la misma persona a la que conocí hace más de 13 años organizando clases abiertas para los papás de sus pequeños alumnos de violín en la Academia Yuriko Kuronuma, no es la misma persona que hoy, con una gran soltura y confianza en sí misma, seguramente sonríe al escuchar lo que estoy leyendo. En efecto, yo conocí a una Paulina muy amorosa, pero poco sonriente; excelente ejecutante pero tiesa y ruda en la relación con su violín; conocedora de las cuerdas y de su capacidad para hacerlas emitir sonidos, pero poco convencida de la manera en la que ella misma era capaz de envolver a quienes la escuchábamos tocar. Hoy veo a una violinista innovadora, atrevida, desenvuelta, desparpajada, capaz de transmitir la majestuosidad de su música en un juego de voces y sonidos como es el caso de su obra Shika. También veo a una artista convencida de lo importante que es confiar en lo que estamos haciendo.
Hace un par de años tuve la fortuna de ser la editora de la versión digital de este mismo libro en Editorial Ink. Hoy, y aunque suene a lugar común; puedo tocar, ver, sentir, oler el libro recién desempacado y siento una gran emoción al confirmar que querer es poder. Hoy tenemos a Paulina Derbez en México, la semana siguiente la podremos encontrar tocando en alguna conocida sala de conciertos canadiense y en unos meses endulzando los oídos de los italianos, ya que nuevamente ha sido invitada a tocar del otro lado del océano. Mi querida amiga ha sido reconocida por propios y extraños. No es casualidad que la revista Quién la haya nombrado uno de los 50 mexicanos más influyentes y que haya sido reconocida como todo un notable personaje por la comunidad latina en Canadá. Su trabajo, su tesonería, su compromiso, su sinceridad, su belleza y su calidez la han convertido en un entrañable ser humano del cual me jacto ser gran amiga. He sido testigo de sus meditaciones, de sus ensayos y de su entrega incondicional a nuestra amistad. A ella le he pedido consejo, apoyo, afirmaciones que me ayuden a ser una mejor versión de mí misma, sugerencias para aprender a respirar y recomendación de los mejores masajes. Juntas nos embarcamos en la publicación de su libro y, aunque tuvieron que pasar muchos años, finalmente hoy todos tenemos acceso a esta gran lección de vida que nos deja El músico consciente.
No hay una línea de desperdicio en este libro que es un maestro y como todo maestro nos guía de la mano, parafraseando a la propia autora, nos abre la mente y nos toca el corazón

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