martes, 10 de diciembre de 2013

Mensaje para Malala

 Malala
Me pregunto si alguna vez habrá jugado a las muñecas. ¿Alguien le habrá explicado el tema de la menstruación? Le gusta Roger Federer, aunque no para casarse. Su icono en la vida es su padre, ese hombre que se resistió a la represión talibán, ese hombre  que creyó las mujeres ocupábamos un lugar en la vida, en el mundo, en la historia.
Si yo fuera la mamá de Malala me sentiría profundamente orgullosa de mi niña. Seguramente habría sufrido mucho cuando fue herida de bala en el rostro y no sabía si viviría o moriría. Malala sobrevivió. Es como esos ángeles que tienen una función en la vida. Es como Nelson Mandela, como Benazir Bhutto, solamente que apenas cuenta con 17 años.
Malala ¿qué te hizo ser diferente? ¿quién despertó tu espíritu guerrero y tus ganas de aferrarte a la vida en un país en donde las mujeres somos menos que cucacharas?
Dices que fue tu padre. Yo digo que el espíritu guerrero te lo transmitió tu madre a través del cordón umbilical y, si te amamantó, a través del calostro.
Malala, tienes apenas 17 años y ya eres un pedazo de historia. Siempre te pienso. Tus cejas pobladas, tus grandes ojos negros, tu dolor en el alma que es el dolor de un pueblo aplastado.
Malala si algún día me encuentro contigo, aunque sea en sueños me gustaría que supieras que te admiro, que me gustaría ser tu madre, tu padre, tus hermanos y ese maestro de química al que respetuosamente le decías que su clase te gustaba mucho.
Malala, ni siquiera te imaginas que desde este lado del continente hay alguien que sigue tus pasos, tus discursos, tu haber tenido que madurar a golpe de sol y de agua -como decía Serrat-.
Desde mi trinchera, ínfima comparada con la tuya, te digo: te admiro Malala. Te quiero y eres un ejemplo para quienes han decidido acomodarse en sus vidas cotidianas a ver pasar la vida.
Eres grande Malala.